9 de septiembre de 2016

La cigarra y el verano

Caminaba esta mañana por un parque cuando empecé a escuchar ese canto bastante sonoro, típico de los veranos, que proviene de los árboles. Se trata del que emiten las cigarras o chicharras. Decidí hacer zoom con mi cámara, enfocando por el tronco y ramas del árbol, hasta que la encontré. Ahí estaba una de ellas. La verdad es que nunca había visto ninguna y a simple vista es muy difícil verlas, por no decir imposible, ya que estos insectos no son muy grandes y su color es de un tono parecido al del tronco del árbol.
Cuando más aprieta el calor todos hemos pensado en cómo van a cantar las cigarras pero en realidad la relación entre ellas y los meses de calor es otra.
Este sonido es emitido por los machos para atraer a las hembras en las épocas de celo que justamente coincide con el verano. Lo hacen gracias a las vibraciones realizadas por un órgano que tienen en el abdomen y usando la cavidad abdominal como caja de resonancia. La frecuencia de este sonido puede llegar hasta los 86 Hz.


Las cigarras pertenecen a la familia de los cicádidos (Cicadidae) dentro del orden Hemíptera. En su estado adulto suelen medir unos dos centímetros y medio. Tienen un color grisáceo, con unas líneas rojizas en el abdomen. Sus alas son transparentes con venas muy marcadas. Su hábitat se encuentra en los árboles de parques o bosques.
Se alimenta de la savia de los árboles mientras que las crías, llamadas ninfas, viven bajo tierra y se alimentan de la savia de las raíces.
En cuanto a la reproducción, la hembra puede llegar a poner 300 huevos en los agujeros que realiza en los árboles. De los huevos salen las ninfas que caen a tierra. Pueden pasar en este estado de 2 hasta 17 años. Una vez convertidos en adultos suben a los árboles.
La longevidad de estos insectos no es muy alta ya que apenas tienen unos meses de vida.

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